jueves, 22 de diciembre de 2011
*Actos modélicos
miércoles, 2 de noviembre de 2011
*Educa la tribu entera
Tengo que reconocer que me encantó la idea o, tal vez, la sencillez de la imagen que evoca. El curso trataba sobre los problemas de la educación. Todos sabemos de la compleja realidad que llena las aulas, la falta de resultados positivos, el aumento de los conflictos de convivencia, la mercantilización de la educación, el olvido de su valor fundamental: hacer ciudadanos libres y felices.
Pero, de entre todos estos problemas, me gustaría centrarme en uno especialmente: la ausencia de acuerdo y unión entre los miembros de la tribu. Me refiero, como todos sabemos, a padres y profesores.
Nunca me he sentido más incómoda realizando mi trabajo que en los últimos tiempos. Siempre pensé que los padres valorarían en mí la preocupación por el crecimiento personal de sus hijos. Que me echarían cuentas, si, en lugar de inculcarles ilusión por aprender, les insuflase el espíritu pragmático del que sólo se preocupa por los resultados, sin cuestionar el cómo se consiguen (por ejemplo, copiando).
Imaginaba que valorarían que enseñase a sus hijos a ser buenas personas, y no a aprobar sin estudiar o mintiendo, si es preciso. También pensé que esperarían que les aleccionase en el valor del trabajo bien hecho y en el saber aceptar una crítica que sólo pretende mejorar sus capacidades. Creí, en fin, que si alguna vez sus hijos se ensañaban conmigo en su presencia, rápidamente saldrían en mi defensa porque confiaban en mis criterios, valía y preparación.
Pero me he dado cuenta de que estaba equivocada. Y me preocupa. Y no por mí, sino porque si la tribu no envía el mismo mensaje, lo único que crea son bandas que pelean por la razón a toda costa sin darse cuenta de que en “esa guerra” ya se ha perdido, de antemano, el objetivo principal: formar personas. Nos jugamos mucho.
miércoles, 12 de octubre de 2011
*Ciudadanos conscientes
Y me pregunto si es que los políticos no detectan los cambios sociales, si es que no se dan cuenta de que los ciudadanos no somos los mismos de décadas pasadas. ¡El nivel cultural y de conciencia ha subido, señores! Por mucho que les pese, hoy hay menos ciudadanos españoles que confían en ustedes, la duda sobre su credibilidad ha aumentado tanto que ni con nuevas ideas sería posible recuperarla, pero si además nos sueltan la misma cantinela ¿cómo quieren que les tomemos en serio?
Queremos políticos dignos y honrados que den ejemplo de honestidad y sin privilegios. Que se sientan agradecidos por la confianza que los ciudadanos les han dado, y responsables para hacer las cosas bien para el mayor número de personas. Y que dejen de usar el poder que se les da para dar mal ejemplo a muchos ciudadanos que como grandes imitadores repiten patrones vergonzosos. Cómo si no interpretar la conducta de los directivos de la CAM, sino como diosecillos con poder, esclavos del estilo chabacano y hortera que han puesto de moda algunos miembros de la clase política española que tanto preocupa a los ciudadanos españoles conscientes.
domingo, 11 de septiembre de 2011
*¿A quién votaremos el 20-N?
*La alegría de vivir
No sé si será una reacción positiva mía ante tanto pesimismo social, económico y político. Si es así, bienvenida sea, para que nos ayude a descubrir las causas que mermaron aquella alegría que iluminó nuestros primeros años de niñez.
La alegría es una emoción básica, nacemos con ella y nos ayuda a adaptarnos al medio. La Psicología admite la existencia de seis emociones básicas o primarias: miedo, sorpresa, aversión, ira, tristeza y alegría. Cada una de ellas cumple una función. El miedo nos protege de los peligros, la sorpresa orienta nuestra conducta ante la situación, la aversión nos ayuda a rechazar lo que nos puede dañar, la ira nos da energía para reaccionar, la tristeza nos ayuda a retomarnos interiormente y la alegría nos impulsa hacia la repetición de aquello que nos resultó agradable.
Bien, pero ¿qué es lo que nos hace estar tristes o nos impide ser alegres? Es más sencillo contestar si nos retrotraemos a la infancia. Siempre que nos sentíamos abandonados por nuestros padres, rechazados por nuestros compañeros o excluidos del grupo de amigos o del equipo de futbol, nos sentíamos tristes. Estas primeras heridas nos acompañan de mayores y, de forma inconsciente, generamos respuestas defensivas para no sentir nunca más aquellas emociones negativas.
Estas “reacciones defensivas” toman forma de orgullo, vanidad, egoísmo, aislamiento, envidia… y nos alejan de gozar de la vida con la inocencia de cuando éramos niños.
Vivir con alegría implica no culpar a los demás de nuestro malestar, ser conscientes de nuestras heridas y mirar como curarlas, dejar de forzar a los demás a que nos amen, perdonar de verdad y, sobre todo, permitir ser a cada cual lo que es o intenta ser, empezando por nosotros mismos.
martes, 2 de agosto de 2011
*Ser como niños
A veces me pesa lo vivido arrastrándome a la tristeza y creando pensamientos negativos sobre la realidad y las personas que me rodean. De forma automática luchas por evitar aquello que temes, en vez de centrarte en lo que quieres.
Dice Mario Alonso que “lo que el corazón quiere sentir la mente se lo acaba mostrando”, y me digo a mí misma con más fuerza que nunca: céntrate en lo que quieres sentir y encontrarás el camino para llegar a ello.
Lo que quiero sentir es alegría e ilusión. Quiero dejar de enfadarme con aquellos que siendo esclavos de sus prejuicios se creen poseedores de la verdad.
Me gustaría volver a sentir lo que mi corazón vivía en mi niñez: entonces pensaba que todas las personas éramos buenas y que los hombres éramos capaces de perdonar y luchar juntos por proyectos sinceros y auténticos.
Ahora entiendo la frase de Jesucristo narrada en el evangelio de San Marcos: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos".
Ser como niños, no niños. No juzgar a los otros. No perder las ganas de hacer las cosas bien. Perdonar los errores propios y los de los demás, En síntesis: mantener las ganas de vivir, pero de verdad.
Sentir la alegría de vivir, como los niños, que incluso gravemente enfermos no pierden la sonrisa ni las ganas de jugar y encuentran el consuelo en el abrazo y en los mimos. A ver si recupero a mi niña del todo y mi corazón quiere lo suficiente como para que mi razón la encuentre.
jueves, 30 de junio de 2011
*Maneras de indignarse
La primera está representada en el enfado que sintieron miles de ciudadanos y que les movió a echarse a la calle el 15 de Mayo como protesta por la situación económica y política en España. Esta acción civil pacífica pretendía acabar con el pasotismo ciudadano, crear conciencia crítica, mentalizarnos de nuestra fuerza si nos mantenemos unidos y recuperar el significado real de la democracia participativa.
La segunda manera de entenderla la representan aquellos que se sienten indignados ante la condescendencia mostrada por los gobernantes ante los manifestantes de las plazas, considerando que son elementos “anti-sistema”, anárquicos, extremistas de izquierda, okupas (dicho en tono despectivo), además de perro-flautas, drogadictos y “jipiosos”, entre otras lindezas.
Y estamos los que aún conservamos el sentido común suficiente como para saber hacer una lectura objetiva y no sesgada del movimiento, y que nos sentimos indignados por la cara dura de muchos adaptados que quieren que las cosas sigan como siempre porque les beneficia, que les asusta que los ciudadanos se manifiesten, critiquen y se conviertan en protagonistas de su destino.
Entre éstos se encuentran muchos profesores de las universidades de Filosofía de toda España y juntos han elaborado un manifiesto donde reclaman respeto por lo que ha sucedido remarcando los aspectos positivos de esta acción ciudadana:
Se ha recuperado el valor de la asamblea como lugar donde se discuten las decisiones políticas que nos afectan a todos. Nos hemos dado cuenta de que juntos podemos. No se busca ser un partido más porque consideran que es una trampa. Todos los participantes se representaban a sí mismos. Han mostrado el rechazo a pagar las equivocaciones de los que mandan y nos han dado un claro ejemplo de lo que es la desobediencia civil activa y no violenta. Y es que también hay maneras dignas de indignarse.
martes, 21 de junio de 2011
*Dar clase con la boca cerrada
Su tesis central es defender un cambio en la manera de enseñar, porque cada vez que ha preguntado a sus estudiantes –futuros docentes- cuáles habían sido aquellas experiencias en las que habían aprendido algo de importancia duradera para su vida, las respuestas señalaban que ninguna de ellas se había dado en un aula.
¿Para qué, entonces, dedicar toda una vida a la enseñanza, si ésta no es la clave del aprendizaje?, me pregunto.
Don Finkel cuestiona la figura del “Gran Profesor” que se limita a transmitir conocimientos a través de la palabra, que enseña, básica y fundamentalmente, diciendo y repitiendo a los estudiantes, una y otra vez, lo que se supone que deben saber.
Su propuesta nos anima a inventar nuevas formas de entender nuestra tarea: hay que crear situaciones dinámicas de enseñanza, es decir, circunstancias que produzcan un aprendizaje activo, efectivo y relevante para los estudiantes.
El autor aboga por un profesor más cercano a la figura del artesano que crea las circunstancias óptimas para que el alumno pueda ir aprendiendo por sí mismo. Conseguir encarnar el conocimiento en sus mentes, lo que evitaría olvidar lo aprendido por pura repetición. Nos propone poner las “cabezas” a trabajar para aumentar la comprensión del mundo en el que vivimos. Si llegamos a conclusiones capaces de iluminar nuestras vidas, entonces habremos aprendido algo importante que nunca olvidaremos.
Se trata de elegir las herramientas efectivas de enseñanza para que el alumno aprenda enfrentándose activamente a los problemas planteados. No es tanto escuchar pasivamente sentado durante horas como intentar descifrar los enigmas por uno mismo.
Enseñar de esta manera requiere creatividad constante y empeño porque nunca son las mismas ni las circunstancias socioculturales ni los alumnos, pero cuando lo logras el trabajo diario se convierte en una fuente de satisfacción, la clase se transforma en un lugar vivo y dinámico donde nadie se siente solo y ausente sino como formando parte de una comunidad de investigación.
miércoles, 18 de mayo de 2011
*¡No les votes!
Han fijado esta fecha como primer ladrillo en la construcción de una nueva democracia. Creen que se pueden hacer las cosas bien, tienen esperanza y están dispuestos a manifestarse para gritar al mundo que no están conformes con el ejemplo dado por muchos adultos, y reniegan de aquellos que se han vendido al dinero.
Nos convocan a todos los ciudadanos, sobre todo, a aquellos que aún sentimos hervir la sangre en nuestras venas y creemos en la parte buena de todas las personas sencillas y libres.
Nos animan a salir a la calle para luchar codo con codo por una democracia real. Si sentís curiosidad, son muchos los videos que hallaréis en Youtube, en los que nos explican las razones de su llamamiento y se expresan con asertividad sobre lo que les indigna y les mueve a la acción.
Sus razones son hechos; sus armas: la palabra; su fuerza: la verdad; su objetivo: recordarnos a todos que sin nuestro voto, los mercaderes de la democracia no son nada.
Su convocatoria es pacífica, pero firme, serena, pero segura. Hablan de un cambio real, no de un cambio de partido. Denuncian los abusos de nuestros gobernantes de los últimos años, serviles esclavos del capital y del poder económico.
Nos recuerdan todas las medidas tomadas en contra de los ciudadanos y a favor de los privilegiados y están decididos a decir ¡Basta ya!
Dos lemas lanzados a la red, el lugar de reunión de los ciudadanos postmodernos, es decir, nosotros. El primero es contundente: ¡No les votes!; el segundo, proactivo: ¡Toma la calle! Ambas proclamas pretenden mover al pueblo hacia la protesta y la toma de posición.
Ojalá la respuesta sea grande y pacífica, ello querrá decir que hemos madurado como ciudadanos y que estamos más cerca de la tan deseada “mayoría de edad kantiana”.
lunes, 2 de mayo de 2011
*Volver a lo elemental
Cuando las ganas se diluyen porque la razón te indica que lo que tu aportas no es significativo, tienes que profundizar un poco más en el sentido de las cosas, no basta la respuesta frívola y simple, pero sí la elemental.
Lo elemental es lo que nos reconcilia con la vida, y aunque la vida a veces es frágil ante la enfermedad o la muerte, siempre triunfa en su fin creador. Se renueva en su andadura transformando las lágrimas en agua, con que regar las semillas que engendra en su interior.
Desde el interior nos habla, hace ya miles de millones de años, mediante sus leyes que se manifiestan en su conducta diaria. Una de las fundamentales es la ley de la cooperación, cada célula de nuestro cuerpo arrima el hombro para que el ser del que forman parte sobreviva.
Sobreviven, sólo aquellas civilizaciones, que educan en los ideales y valoran a las personas por la forma en la que se dan en lo que hacen y no por lo que consiguen.
Conseguiremos sonreír cuando valoremos más las ganas puestas en un proyecto que el resultado, porque lo primero depende de nosotros y lo segundo no siempre está asegurado.
Aseguraros bien de no medir lo que ponéis porque lo elemental es que sois lo que dais desinteresadamente.
miércoles, 13 de abril de 2011
*¿Qué será, será...?
martes, 5 de abril de 2011
*Lo que no es amor
miércoles, 16 de marzo de 2011
*Visiones del amor (y II)
lunes, 28 de febrero de 2011
*Visiones del amor (I)
Esta forma de entender el amor choca con otras que opinan que lo importante es sentirse amado, y que encontrar a alguien que nos ame con locura es cuestión de suerte. La tarea más importante para los que así piensan es cómo lograr que se les ame. Para alcanzar el objetivo siguen varios caminos. Uno de ellos, utilizado en especial por los hombres, es tener éxito social, ser ricos, poderosos. Otro, usado particularmente por las mujeres, consiste en resultar atractivas, deseadas. Piensan que amar es sencillo, y lo difícil, en todo caso, es encontrar la persona apropiada a la que amar o por la que ser amados. André Breton en su libro “El amor loco”, en el último capítulo dedicado a su hija Aube, termina con estas palabras “Te deseo que seas amada locamente”.
Otro uso del término amor es el amor a uno mismo, que en tantas ocasiones se escuda tras el “amor” al otro para no mostrar su auténtica faz. Lo que tenemos en este caso es un amor a uno mismo con persona interpuesta. Hay quien piensa que el egoísta no es malo: simplemente es ignorante y, en alguna medida, pobre de espíritu. Se relame en ese dejarse querer, en ser objeto permanente de cuidado y atención. Es un amor egocéntrico.
Erich Fromm considera que amar es un arte que precisa conocimiento y esfuerzo; ese amar tiene un carácter activo e implica ciertos elementos básicos, comunes a todas las formas de amor. Estos elementos son: cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento.
jueves, 10 de febrero de 2011
*Somos el amor que nos dieron
lunes, 10 de enero de 2011
*¡Quiero...!
He considerado seriamente darme cuenta de todo el cariño que me dan cada día mis amigos, mis alumnos, mis hijos, e impulsar con él mi coraje para no tirar la toalla ante el desánimo y la derrota.
He determinado centrarme en lo bueno -que lo hay, aunque a veces me cueste verlo- y mirar lo malo de reojo para no permitir que contamine mi alma de niña aventurera.
Quiero creer en las personas sencillas, anónimas, que conviven conmigo día a día, y que son portadoras de una fuerza que desconocen pero que la tienen y que puede cambiar sus vidas.
Quiero apostar por todos los ciudadanos que creen en la libertad del individuo y en el diálogo cuando se trata de asuntos de la colectividad.
Quiero lanzar un grito: !Basta de lamentos!, y un lema: ¡Cuenta conmigo! que lleguen hasta el sol, símbolo en el mito de la caverna de Platón, del Bien, la Belleza y la Verdad.
Camino despacio porque el sendero se hace impracticable cuando estamos solos, pero mis pasos no van a parar porque hay mucho por hacer, a pesar de los 4 millones de parados (curiosa paradoja).
Cavilo para encontrar soluciones a los problemas, intentando distinguir entre los reales y los imaginarios, pues no deja de ser imaginario sufrir por lo que no tenemos o por lo que no somos.
Prometo no huir del dolor de los que me rodean, sino abrazarlo para que en el acogimiento se diluya, dando paso al consuelo y la compañía.
Deseo desprenderme de todo lo que me aísla y no me ayuda a crecer en el amor, pues, sin duda, eso sí que merece un “estado de alarma”, y no cuestiones que se pueden solucionar con acciones ordinarias. Y es que a estas alturas ya deberíamos saber cuáles son los ingredientes esenciales para disfrutar de una vida plena.