El silencio abraza mi garganta evitando así que las palabras formen más pensamientos de desánimo, porque cuando se juntan todos en mi cabeza me inunda la tristeza. La parte sabia de mi cerebro sale al encuentro de las ganas de vivir y les grita: “No depende de ti lo que sucede en el mundo”. No, no depende de mí acabar con los mentirosos, los egoístas, los avariciosos, los que solo crean muerte y sufrimiento, los que solo buscan su propios intereses como si vivieran en un mundo sin los otros. Respiro profundamente, me tranquilizo y siento enormes deseos de que los perversos del mundo desaparezcan. Construyo una fantasía y me imagino que todos los que creemos en el buen hacer juntamos los dedos y creamos un círculo indestructible de energía luminosa a nuestro alrededor, con la que cegaríamos los ojos hundidos de los que jamás levantaron la mirada más allá de ellos mismos por si se cruzaban con alguien que les conmoviera su frío corazón. Todos los excluidos del círculo, de repente, están ciegos y como zombis caminan sin rumbo en plena oscuridad, de la que jamás saldrán porque las lágrimas de sus víctimas han creado un lago artificial helado que divide al mundo en dos para siempre. Es posible que emociones profundas como ésta, nacidas de la impotencia y la rabia dieran lugar a la creencia del paraíso o del Cielo y el Infierno. A mí hoy no me importaría que existiese un infierno eterno donde poder echar a todos los hombres y mujeres indiferentes al dolor de los demás; más aún, a todos aquellos que lo provocan por propio beneficio. ¿Será que me estoy volviendo inhumana? ¿Será que recojo la sed de justicia de todos mis conciudadanos, compañeros de vida del momento histórico? No lo sé, pero puedo aseguraros que me preocupa mucho el futuro de mis hijos y mis nietos, y por extensión, el de todos mis alumnos, que se esfuerzan cada día por aprender a ser personas.
miércoles, 13 de abril de 2011
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Alguien puro y bueno no dividiría el mundo en dos: buenos y malos.
ResponderEliminarUn ser altruista y con sed de justicia lucharía porque este mundo, un mundo, fuese un poquito mejor.
Lo fácil es dividir, lo difícil es sumar...
Anónimo
Mi querido anónimo, yo no soy pura, y creo que la justicia empieza por poner a cada uno en su sitio. Creo que las utopías quedan muy bien en el papel pero son un peligro para el funcionamiento del mundo porque nos guste o no, hay hombres buenos y malos, si no obviar este hecho significa no ser altruísta es tu opinión, que respeto, pero no comparto.
ResponderEliminarY te equivocas al decir que dividir es fácil, pero a veces es imprescindible situarse a un lado de la línea, la ambigüedad ha hecho mucho mal al mundo en los últimos tiempos.
Creo que es más cómodo no situarse en ningún sitio e infantil y cobarde no decir las cosas claras, pero acepto que es una opción muy de moda.
Yo me sitúo en un sitio: en el mundo
ResponderEliminarNo soy cobarde y huyo: a otro mundo
No soy altruísta, pero tampoco deseo todos los horrores, tristezas y soledades a los que son "malos". Poque creo que esa maldad, muchas veces, es también culpa nuestra.
Mi deseo, sin moverme de donde estoy, sabiendo que no todos son seres puros (el primero yo), es intentar que este mundo, y no otro, pueda ir mejor.
Creo que el mal existe, solo hay que leer los periódicos. Pero el mal no es un ente abstracto, se encarna en seres individuales que toman decisiones.¿Cuál es tu postura? no me queda claro, ¿existen personas responsables de sus decisiones?.
ResponderEliminarYo sí desearía vivir en un mundo sin perversos, sin personas que deciden crear muerte y sufrimiento a inocentes incluso. ¿Debo pedir perdón por desear esto?.
Y me angustia pensar que los que hacen las cosas mal terminen por ahogar a los que luchamos por hacerlas bien.
Debe ser que las películas de vaqueros que veía en mi infancia me han hecho creer que los buenos siempre ganan.
Buenas.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Carmen. Es injusto no dividir entre el bien y el mal, porque aquellos que hacen el bien, ¿qué mérito tienen?, ¿y qué motivación? Creo que si esta división no existiera sólo habría mal, siendo tomado como bien.
Discrepo respecto a lo que dices, anónimo, <>. A todos se nos toma por igual siendo diferentes. No quiero decir que deban existir unas normas y leyes para cada uno de nosotros pero sí un reconocimiento de los buenos.
Hace poco mi madre me comentó algo a cerca de premiar a los buenos estudiantes, a través de un examen que sólo podrían hacer los mejores; Esta propuesta fue rechazada por la sociedad, ¿por qué? Porque es difícil dividir, es mejor sumar, ser del montón, por así decirlo.
Y ojalá no tuviéramos que dividir entre buenos y malos, pero si todos fuéramos justos seríamos buenos.
Carmen, ¿y puedes creer que hasta me he llegado a sentir mal sabiendo que hago bien? A mí también me angustia que los que actúan mal me echen en cara lo que hago bien, y lo que más me duele es que sea una cadena donde todos apoyan al malo. Que venga una persona y te diga que robar no está bien, pero comprar tampoco, que no tiene cargo de conciencia cuando roba, y que es feliz te hunde mucho la moral. ¿Hasta qué punto llegaremos?
Hasta otra.
Carmen, en mi anterior comentario, en el segundo párrafo he debido borrar una frase a la que hacía referencia. Era la siguiente:
ResponderEliminar<>
Hasta pronto.
Hola, Tamara:
ResponderEliminarYa ves que coincidimos bastante en nuestra postura ante este tema del bien y del mal.
Con respecto a la frase que comentas sigue sin salir por lo que observo, no sé la razón.
Y por último solo animarte para que no decaigas en tu intento de hacer las cosas bien día a día, ya sabes que yo estoy de tu lado.
Hasta pronto.