martes, 11 de agosto de 2009

*Desde el cuarto trastero del pensar

¿Por qué este empeño mío en vivir mayoritariamente en el mundo de la razón, del conocimiento, de las ideas, de la reflexión? Creo que la respuesta tiene que ver con eso que decía mi admirado Platón: en ese lugar todo es más estable. Mientras te mantienes ahí, entretenida por mil relaciones entre fenómenos, discursos y argumentos, estás a salvo.
¿A salvo de qué? ¿De quién? A salvo del flujo emocional que te apabulla y te somete rompiendo tu equilibrio.

En el mundo estático de las ideas vives la ilusión del control porque todo está donde lo dejas, y ahí te espera, sin pedir nada, sin exigir, para que lo manosees cómo y cuando mejor te venga en gana.
Por el contrario, lo emocional te embarga cuando quiere, no pide permiso, es insolente y rebelde, te descoloca y te invade, te atenaza y te acuchilla.
Pero cuando llevas un infinito de segundos con las palabras y te paras a sentir te das cuenta de que no sientes, que no te encuentras, que no percibes; incluso te asustas porque no sabes si tu corazón late o es todo un espejismo. Es la calma, el control, la estabilidad de lo inmutable. Hoy sé lo que significan estas palabras. Hoy he vivido la abstracción de los conceptos eternos.

Hace tiempo ya que me perdí entre las palabras y desconecté del sentir, así es como vivo la calma. Es algo placentero y atractivo que te da paz y autonomía, pero tiene un matiz de tristeza y pesadumbre. Algo que pesa me borra la sonrisa, se me agolpan recuerdos, algo vagos ya, de estados exultantes donde los picos asaltaban mi pecho como agujas.

El silencio me acompaña porque en el mundo de las palabras estás sola. Me apetece llorar. No sé por qué. Quisiera fundirme en un beso deseado de verdad.

martes, 4 de agosto de 2009

*Bailar los tiempos

Que el tiempo no me gane la partida,
ser libre para mirarte,
sentir mariposas en el estómago,
imaginar el sabor de tu boca,
desear besarte
querer ardientemente besarte
desearte, sí, sí, sí ....

Si no hay prisas será más fácil
saber qué siento en el silencio
de nuestros cuerpos pegados al sol
rompiendo el vacío crecido por el tiempo.

Tiempo que marca cada encuentro,
maldito tiempo que nos roba
el gusto de buscarnos tiento a tiento,
romper quiero con esta tiranía
de los tiempos modernos
y recuperar el ritmo natural del cuerpo;
que sea él quien me hable
y me guie con su criterio,
escuchar sus tonos, su melodía
palpitando de su mano será todo
más cierto que ganar tiempo.

Sentir sin tiempo,
contar con tiempo,
regar a tiempo
la flor del tiempo.

Templar los vientos,
estar atentos,
gozar muy lentos,
bailar los tiempos.

No permitiré que me presiones,
a tiempo te lo digo,
no marques mis tiempos
déjame libre, a mi paso
para escuchar sus pasos
para marcar los míos
sin tiempo, templados,
temblando los labios
te digo: te amo…
todo el tiempo.