jueves, 25 de junio de 2009

*El Principio de Peter

"En un sistema jerárquico, todo empleado tiende a ascender hasta su máximo nivel de incompetencia".
Este principio, expuesto en 1969 por Lauren J. Peter, en su libro del mismo título, viene a decir que en toda empresa u organización jerárquica, la persona que realiza bien su trabajo es, a menudo, promocionada a un puesto de mayor responsabilidad para el cual, muchas veces, no reúne el perfil adecuado, y en consecuencia, dicha persona pasa a ser, en su nueva tarea, un empleado incompetente. Más tarde Goleman hizo uso de él en su libro “La práctica de la inteligencia emocional” para tratar un fenómeno social bastante extendido: el nivel de ineptitud de algunos de nuestros jefes.

Al hilo de la cuestión me surge la pregunta: ¿es lo mismo ser competente técnicamente y poseer un alto Coeficiente Intelectual que ser líder?
Según el principio anunciado, ahí estaría el origen de los males, en confundir estas dos cuestiones. Se puede saber mucho, por ejemplo, de cómo hacer un puente y nada de formar equipo y de adaptarse a los cambios. Los cargos deberían ser ocupados por personas que colaboran, no por gente que compite y que desea seguir adelante a expensas de los demás. Estaría mejor ser capaces de admitir los propios errores o saber recibir una crítica, que la ambición ciega y la sed de poder.

Por supuesto que todo esto que señala “El Principio de Peter” es verdad -los numerosos estudios de campo sobre organizaciones jerárquicas bien lo prueban-, pero se podría pensar que se trata de un problema más radical que podríamos llamar: malestar vital. Como bien dice el refrán “si no sabes hacia donde te diriges, cualquier camino sirve”. Seamos, pues, prudentes antes de decir sí, a determinadas propuestas que tienen más que ver con ciertos valores sociales que con nuestro auténtico y único yo.

Se pueden imaginar a un licenciado brillante acostumbrado a ser el mejor de su promoción haciéndose la pregunta: ¿serviré yo para ser jefe? ¿Qué sucede entonces? Que cree que lo importante es el éxito, y no su caminar, abandona el proceso de construcción de “su vida” olvidando quién es y quién quiere ser, y se sitúa en su estado: el éxito logrado (un puesto, un cargo, un status, fama...) ¿Estúpido no?
Tal vez, sea cuestión de rescatar un poco de sentido común, por aquello de que, al ser común, será más fácil mantenerlo a salvo entre todos, y porque al ser “sentido”, es algo vivo, dinámico, que no se deja colocar en ninguna elevada estantería, allá donde suelen figurar los libros más inútiles de las bibliotecas.

Una vez leí: “No hay inteligencia que resista un cargo”. Habrá, pues, que resistirse a los cargos, si no queremos perder los méritos propios. Es sano y vivificador que se mantenga el movimiento en nuestra vida, y que no olvidemos dichos populares como “temporal, esta vida es temporal, efímera” ¿Por qué es tan difícil aprender esta sencilla lección?
Temporales. Así deberían ser los cargos, los privilegios y los mandos: temporales como la vida misma, para evitar la estupidez y la máxima incompetencia como nos anuncia “El principio de Peter”.

Seamos, pues, Campanilla luminosa, alegre, divertida, en vez de ese Peter gris, ambicioso y lánguido, y juguemos a vivir sintiendo, "resistiendo contra", y olvidando la obsesión enfermiza del subiendo, embistiendo, compitiendo, porque nos anula y nos aleja del verdadero sentido de esta vida breve y fugaz: “ser felices”, que en este contexto significaría hacer lo que amamos, lo que nos gusta, lo que realmente sabemos hacer, disfrutándolo a tope. Sólo así conservaremos nuestra inteligencia, mantendremos la sonrisa y convertiremos nuestra vida en una obra de arte, pero no de ese arte que duerme expuesto en los más prestigiosos museos, sino del arte vivo, espontáneo, callejero...

2 comentarios:

  1. Hola Carmen
    A mi me parece buena la opinión de este texto contra esos jefes inútiles y que solo quieren ganar dinero.Por lo que me parece bien que los jefes sean efímeros o temporales, como la vida misma pero la avaricia de las personas con el dinero haria que eso fuera imposible porque una persona cuando llega al poder quiere imponerse y no quiere dejar su puesto,esto me parece a mi que seria como la sociedad igualitaria de Marxs que todas las personas fueramos felices,iguales etc... pero siempre habria alguien que se aprovecharia de esta situacíón.Porque dirás porque todos los dictadores se han aprovechado de gobiernos debiles y que no imponen su ideologia por lo que deberiamos hacer desde mi punto de vista es una sociedad justa,darles a esos jefes unos valores que puedan transmitir a sus empleados y entonces si serian felices,por lo que hay que transmitir siempre a un trabajador es que és una pieza muy importante en esa empresa.

    Un saludo JUlio CARRILLO RECIO BACHILLERATO DE LETRAS

    ResponderEliminar
  2. Bueno, ojalá algún día seas jefe y la filosofía de tu empresa sea que los trabajadores son personas y que su opinión cuenta a la hora de construir la empresa. Estos son los jefes que necesitamos si queremos construir relaciones profesionales humanas.
    Mientras que te preparas para ser jefe estaría bien que pusieses atención a escribir correctamente. Hay varios errores en tu escrito:
    - después de las comas se deja un espacio.
    - los es no se acentúan.
    - por qué es acentuado y separado si significa pregunta.
    - te faltan acentos en muchas palabras.
    Por favor, escribe a mano este texto bien escrito, con sus comas y puntos bien puestos y entrégamelo en clase. Me gustaría que fueras un jefe que sabe escribir bien para empezar, ¿qué te parece?

    ResponderEliminar