miércoles, 5 de diciembre de 2012

*En otoño también renace la vida

Lanzados como hojas otoñales sobre el aire que respiramos caminamos ya en este curso 2012-2013. Con la sensación de injusticia entre los dientes por la bajada espectacular de nuestros sueldos nos violenta contemplar que quienes deciden si podemos o no cenar pescado no renuncian a comer solomillo en los mejores restaurantes que pagamos todos.

Pero no van a ir por aquí mis pasos hoy, sino que voy a contaros algo bonito que nos alimente en estos tiempos revueltos y angustiosos. No voy a caer en la crítica seca e inútil sino en la alegría que me invade al comprobar que existen jóvenes vivos, de manos limpias y corazones grandes, es decir, ¡Vecinos! que el futuro existe si no tiramos la toalla sumidos en el desánimo, la rabia y el cansancio.
Hace unos días mandé a mis alumnos de 4º de la ESO, en la asignatura de ética -que el actual gobierno ha decidido eliminar en su reforma del año que viene-, que denunciasen mediante argumentos un hecho del mundo en el que viven, aportando a la vez una solución propia al problema en cuestión.
 
Entre las decenas de reflexiones recojo una que nos habla de jóvenes cargados de esperanza y ganas de construir, algo que jamás podrán hacer las víctimas.
 
Una de mis alumnas, Laura Aguado Cabanillas, denuncia la macro fiesta del 31 de Octubre celebrada en Madrid donde ganar dinero se impuso sobre la seguridad de las personas, y nos propone un cambio como solución:

Enseñar a los niños a aceptar un no, que aprendan que para conseguir las cosas hay que esforzarse. No hay que comprar zapatos nuevos a un niño cada día, sino cada año, y que así el niño vuelva a tener ilusión. Que su felicidad se base en hacer las cosas bien … que  entienda que si algo es fácil de conseguir es que algo va mal”.

Y termina diciendo:

“Así conseguiremos que cuando el niño sea un adulto, no vea dinero fácil vendiendo más entradas de las que debería… y que sea feliz por el placer personal de saber que ha hecho las cosas bien”.
¿Por qué les cuesta tanto a tantos adultos tener claro lo que tan nítidamente ve  una adolescente de 16 años?

miércoles, 27 de junio de 2012

*Resistencia Noviolenta

Lo peor de vivir en un mundo interconectado es que si su funcionamiento no se basa en la cooperación puede suceder que las malas decisiones de unos pocos afecten terriblemente a la inmensa mayoría. Estoy convencida de que algo así es lo que ha generado el clima de incertidumbre que arrasa nuestra sociedad y enturbia nuestros corazones.

La dictadura de la rentabilidad y sus defensores nos están ahogando, y por esto, quiero traer, como símbolo de inspiración para combatir el desánimo, a Gene Sharp y su obra “De la dictadura a la democracia”. Me gustaría rescatar dos de las muchas ideas que en ella se exponen:

La primera es el convencimiento de que el poder político está en manos de los individuos que conforman un Estado; la segunda nos invita a la desobediencia no violenta al poder establecido.

Gene nos propone la resistencia Noviolenta como el camino para efectuar cambios dentro del Estado y luchar por la liberación. Sé que se refiere a  liberarse de los dictadores, aunque los dictadores de hoy ya no son visibles, sino que se aglutinan en forma de poderes fácticos muy sutiles, creando estilos de vida que oprimen a la gran mayoría. Las armas usadas por estos poderes no son directamente letales (aunque en algunos lugares lo siguen siendo), pero su poder destructivo es aún más corrosivo, porque daña lo más valioso del ser humano: la confianza y “el nosotros”, como concepto de cohesión y de fuerza.

La idea que nos transmite este filósofo americano es: “Nosotros podemos hacer cosas que yo solo no podría”.

De acuerdo con Gene Sharp, creo que debemos confiar en nuestras propias fuerzas y darnos cuenta de que el poder económico triunfa muchas veces mediante tretas inmorales, y no por principios rectos. En cuanto se nos ilumine la mente, las tretas dejaran de funcionar.

sábado, 28 de abril de 2012

*La ola que viene...

¿Creéis que es imposible que hoy o mañana vuelva a implantarse otra dictadura en Alemania? No es una pregunta mía, sino del protagonista principal de la película “La ola”, que se estrenó en Alemania en el año 2008.

La segunda pregunta del profesor es: ¿Qué circunstancias socioeconómicas se tienen que dar para que se dé un sistema totalitario? Y la respuesta de los alumnos es: Un elevado número de parados, decepción política, injusticia social, elevada inflación y un nacionalismo radical.

En mis clases, estas últimas semanas no hemos dejado de pensar en el paralelismo entre lo que se decía en la película y lo que está ocurriendo en nuestro país. Hemos debatido, reflexionado, y no puedo dejar de comentar con ustedes, lectores y adultos, las conclusiones de la experiencia:

En primer lugar, me asombra el desconocimiento de mis alumnos sobre este tema; creo que es la primera vez que se paran a pensar en lo que significa vivir bajo el miedo y el control, pero me quedan dudas sobre si pueden imaginarse lo que puede llegar a ser. Sinceramente, creo que no.

Me asustan preguntas que me han planteado, como, por ejemplo: ¿Pero no es posible que una dictadura sea algo bueno? Me asustan por lo que pueda significar de fracaso en la transmisión del valor de nuestro sistema democrático. Y me pregunto: ¿es que no prefieren el diálogo y la libertad de expresión? ¿Qué está pasando? ¿Tal vez es que los adultos estamos locos de atar y les trasmitimos la bondad del control y el autoritarismo como solución facilona y represora ante las dificultades?

Creo firmemente que deberíamos reaccionar y actuar con firmeza. Esto no significa disciplina, sino seguridad en lo que creemos. Tampoco significa usar la fuerza y el vandalismo porque sintamos que la razón está de nuestra parte; significa tener calma y responsabilidad.

Luchemos por los derechos básicos que tantas vidas han costado y defendamos la libertad. No caigamos en la solución violenta, que solo genera horror y sufrimiento, sino en el siempre trabajoso camino del diálogo y el acuerdo. Busquemos la unión, no para imponer sino para colaborar.

domingo, 25 de marzo de 2012

*¿Loco o lúcido?

¿Por qué “El loco”? -le preguntan- y responde: “Por mis exageraciones en el comportamiento; de todas las acepciones del diccionario he elegido la más suave”.

También yo me pregunto: ¿Por qué loco? He pasado varias horas analizando a Marcelo Bielsa y creo que el calificativo tiene que ver con ser diferente, y la diferencia no la marca sus conocimientos técnicos sobre fútbol sino sus palabras. No sólo dedica miles de horas a ver videos del equipo que entrena y de los jugadores que intenta dirigir, sino que habla a sus jugadores. Les motiva, dicen ellos, con charlas sobre sus potencialidades y crea conciencia de equipo dispuesto a luchar en todos los partidos. Todo esto se podría resumir en: “Siempre va al ataque”, no deja de luchar, de esforzarse, de combatir porque siendo joven aprendió la lección más dura de su vida: Serás alguien si crees en ti y no te rindes.

Él dice de sí mismo que es un especialista en fracasos y creo que su mirada triste tras la derrota en el Mundial del 2002 como entrenador de Argentina, su país natal, lo confirma. Tres años de duelo hicieron falta para renunciar a su gran sueño. Tal vez en el fondo lo que buscaba era ganar el respeto de su padre o compensar su falta de talento como jugador de fútbol. No lo sé, son interpretaciones que me sirven para comprender los tres años de aislamiento que necesitó después de la derrota, y que se considere así mismo como fracasado cuando en realidad son muchos los éxitos conseguidos.

Interpretaciones a parte, tengo que reconocer que este hombre me ha despertado curiosidad y respeto, además de emocionarme al contemplarle en varios videos.

Y si he decidido hablar sobre él es porque creo que su talante nos hace falta como país. Necesitamos su pasión desbordada, su coraje y disciplina en el trabajo diario. También necesitamos ese punto de rebeldía para no conformarnos con la realidad que nos han impuesto, y convencernos de que sí podemos ser un país ganador si cambiamos ciertas posturas de pasotismo y apatía.

jueves, 15 de marzo de 2012

*Catedrales góticas

Desde que la leí en una entrevista que hicieron a Zygmunt Bauman, viene conmigo cada día e inspira mi quehacer en el aula. Me refiero a una frase pronunciada por quien fue condecorado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el año 2010, y que dice: “Hoy nadie construye catedrales góticas”.

Polaco de nacimiento, con identidad judía, Bauman tuvo que emigrar a Rusia para salvar su vida del peligro nazi. Ahora tiene 87 años y conserva su peculiar lucidez cuando piensa sobre la actualidad política y social. Después de la 2ª Guerra Mundial compaginó sus estudios de sociología con su trabajo en los servicios de inteligencia militar. La facultad de sociología fue suprimida y tuvo que terminar su formación en la facultad de filosofía. Ha escrito más de 50 libros sobre temas de actualidad y su nombre va unido a la palabra “Líquido”.

Este término forma parte de muchos de los títulos de sus libros: La modernidad líquida, el amor líquido, vida líquida, tiempos líquidos, miedo líquido, el arte ¿líquido?... y la idea que quiere transmitirnos es la fragilidad e incertidumbre que impregna nuestro mundo, en concreto el sistema consumista, globalizado e individualista  que ha creado un orden mundial que se tambalea.

Esta realidad nos hace débiles porque nos encierra en el miedo a no saber que va a pasar el año que viene. Y creo que, por esta razón, la frase con la que inicié este artículo tiene sentido. Vivamos nuestra vida y realicemos nuestra tarea como si estuviésemos construyendo una catedral, algo sólido y duradero, cuyos frutos se verán a largo plazo y recogerán las generaciones venideras. Creo que sólo así nuestros jóvenes recuperarán la ilusión y el coraje necesario para construir un universo ordenado, limpio y transparente, donde la verdad y la mentira, el bien y el mal, estén claramente separados. Termino con una frase del mismo pensador: “Una buena sociedad sería la que hace que las decisiones correctas sean las más fáciles de tomar”.