Lo peor de vivir en un mundo interconectado es que si su funcionamiento no se basa en la cooperación puede suceder que las malas decisiones de unos pocos afecten terriblemente a la inmensa mayoría. Estoy convencida de que algo así es lo que ha generado el clima de incertidumbre que arrasa nuestra sociedad y enturbia nuestros corazones.
La dictadura de la rentabilidad y sus defensores nos están ahogando, y por esto, quiero traer, como símbolo de inspiración para combatir el desánimo, a Gene Sharp y su obra “De la dictadura a la democracia”. Me gustaría rescatar dos de las muchas ideas que en ella se exponen:
La primera es el convencimiento de que el poder político está en manos de los individuos que conforman un Estado; la segunda nos invita a la desobediencia no violenta al poder establecido.
Gene nos propone la resistencia Noviolenta como el camino para efectuar cambios dentro del Estado y luchar por la liberación. Sé que se refiere a liberarse de los dictadores, aunque los dictadores de hoy ya no son visibles, sino que se aglutinan en forma de poderes fácticos muy sutiles, creando estilos de vida que oprimen a la gran mayoría. Las armas usadas por estos poderes no son directamente letales (aunque en algunos lugares lo siguen siendo), pero su poder destructivo es aún más corrosivo, porque daña lo más valioso del ser humano: la confianza y “el nosotros”, como concepto de cohesión y de fuerza.
La idea que nos transmite este filósofo americano es: “Nosotros podemos hacer cosas que yo solo no podría”.
De acuerdo con Gene Sharp, creo que debemos confiar en nuestras propias fuerzas y darnos cuenta de que el poder económico triunfa muchas veces mediante tretas inmorales, y no por principios rectos. En cuanto se nos ilumine la mente, las tretas dejaran de funcionar.
Hola Carmen,
ResponderEliminarEl otro día hablaba de lo mismo que escribes y coincido contigo en todo. Creo que te olvidas de mencionar algo importante sobre los principales canales que los "poderes oscuros" emplean para generar semejante desastre social: los medios de comunicación y los propios políticos. De estos últimos es mejor no hablar.
En el mundo actual no hay Jefes de Estado, ni presidentes, ni ministros sino banqueros, grandes empresarios, inversores, etc. que, hace tiempo, dominaron los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y, desde hace menos, también han alcanzado el cuarto: los medios de comunicación.
Yo lo percibo de una manera muy simple: el hambre y las condiciones insalubres para muchos cientos de millones de personas en el mundo tenían que haber desaparecido en el s.XX, pero estamos en el XXI y, en vez de bajar, crecen -por desgracia-; y los medios de comunicación no dicen mucho de esta catástrofe diaria. En los países "pobres" hay unos intereses comerciales tremendos y sus poderes políticos son aún más títeres que los de países supuestamente más avanzados, los "poderes oscuros" van a ellos para sacar muchísimo por muy poco y no les interesa publicar qué están haciendo hasta que no lo agoten.
Solución: debemos entrar en política con ideas, cooperación y, muy importante, sin ataduras económicas.
Un saludo.
En primer lugar gracias por compartir tu punto de vista conmigo y con todos aquellos que se acerquen a estos lares.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que participar en política es una camino pero creo que es más importante la movilización de todos los ciudadanos. Crear una nueva conciencia que recupere las ganas de hacer las cosas bien, de luchar por la justicia para todos y de crear un mundo mejor. Hace falta la participación de todos y cada uno para cambiar las cosas, no basta un partido político, se necesita al conjunto de los ciudadanos. Los políticos han perdido credibilidad por indolentes, nos fíamos más de los iguales y próximos.
Hasta pronto.
Ya es tarde, Carmen; el tiempo de las utopías, de las buenas intenciones y las palabras bonitas, ha quedado atrás. Nos enfrentamos a la realidad de un pais arruinado moral y economicamente. Los culpables quieren diluir su culpa diciendo que "todos somos responsables", pero los fondos millonarios de sus cuentas suizas, las propiedades frutos de su codicia, eso no lo comparten, eso se lo quedan para ellos sólos. Si queremos conseguir que prevalezca la Justicia, las palabras ya no son suficientes. Los culpables de la situación no sieten piedad de nosotros. Nos toca estar a su altura.
ResponderEliminarUn saludo, Carmen.
J.V.