¿Creéis que es imposible que hoy o mañana vuelva a implantarse otra dictadura en Alemania? No es una pregunta mía, sino del protagonista principal de la película “La ola”, que se estrenó en Alemania en el año 2008.
La segunda pregunta del profesor es: ¿Qué circunstancias socioeconómicas se tienen que dar para que se dé un sistema totalitario? Y la respuesta de los alumnos es: Un elevado número de parados, decepción política, injusticia social, elevada inflación y un nacionalismo radical.
En mis clases, estas últimas semanas no hemos dejado de pensar en el paralelismo entre lo que se decía en la película y lo que está ocurriendo en nuestro país. Hemos debatido, reflexionado, y no puedo dejar de comentar con ustedes, lectores y adultos, las conclusiones de la experiencia:
En primer lugar, me asombra el desconocimiento de mis alumnos sobre este tema; creo que es la primera vez que se paran a pensar en lo que significa vivir bajo el miedo y el control, pero me quedan dudas sobre si pueden imaginarse lo que puede llegar a ser. Sinceramente, creo que no.
Me asustan preguntas que me han planteado, como, por ejemplo: ¿Pero no es posible que una dictadura sea algo bueno? Me asustan por lo que pueda significar de fracaso en la transmisión del valor de nuestro sistema democrático. Y me pregunto: ¿es que no prefieren el diálogo y la libertad de expresión? ¿Qué está pasando? ¿Tal vez es que los adultos estamos locos de atar y les trasmitimos la bondad del control y el autoritarismo como solución facilona y represora ante las dificultades?
Creo firmemente que deberíamos reaccionar y actuar con firmeza. Esto no significa disciplina, sino seguridad en lo que creemos. Tampoco significa usar la fuerza y el vandalismo porque sintamos que la razón está de nuestra parte; significa tener calma y responsabilidad.
Luchemos por los derechos básicos que tantas vidas han costado y defendamos la libertad. No caigamos en la solución violenta, que solo genera horror y sufrimiento, sino en el siempre trabajoso camino del diálogo y el acuerdo. Busquemos la unión, no para imponer sino para colaborar.
En mis clases, estas últimas semanas no hemos dejado de pensar en el paralelismo entre lo que se decía en la película y lo que está ocurriendo en nuestro país. Hemos debatido, reflexionado, y no puedo dejar de comentar con ustedes, lectores y adultos, las conclusiones de la experiencia:
En primer lugar, me asombra el desconocimiento de mis alumnos sobre este tema; creo que es la primera vez que se paran a pensar en lo que significa vivir bajo el miedo y el control, pero me quedan dudas sobre si pueden imaginarse lo que puede llegar a ser. Sinceramente, creo que no.
Me asustan preguntas que me han planteado, como, por ejemplo: ¿Pero no es posible que una dictadura sea algo bueno? Me asustan por lo que pueda significar de fracaso en la transmisión del valor de nuestro sistema democrático. Y me pregunto: ¿es que no prefieren el diálogo y la libertad de expresión? ¿Qué está pasando? ¿Tal vez es que los adultos estamos locos de atar y les trasmitimos la bondad del control y el autoritarismo como solución facilona y represora ante las dificultades?
Creo firmemente que deberíamos reaccionar y actuar con firmeza. Esto no significa disciplina, sino seguridad en lo que creemos. Tampoco significa usar la fuerza y el vandalismo porque sintamos que la razón está de nuestra parte; significa tener calma y responsabilidad.
Luchemos por los derechos básicos que tantas vidas han costado y defendamos la libertad. No caigamos en la solución violenta, que solo genera horror y sufrimiento, sino en el siempre trabajoso camino del diálogo y el acuerdo. Busquemos la unión, no para imponer sino para colaborar.
Hola Carmen, soy Janet.
ResponderEliminarTu artículo me ha dejado preocupada. Pienso que siempre es posible el regreso de los sistemas totalitarios, así como la guerra. Pero pienso que también es posible un mundo justo, libre y racional. Nosotros construimos la realidad y lo hacemos con nuestros pensamientos. Si vivimos atemorizados por las dictaduras y la guerra y centramos nuestros pensamientos en ello, será eso lo que obtendremos como resultad. Por mucho que deseemos todo lo contrario.
Soñemos con un mundo libre. Pensemos que posible. Pensemos que es real. No recuerdo quien dijo "Si cambias la forma de mirar las cosas, la forma de las cosas cambia". Por eso, hace tiempo que no escucho los telediarios. No es que no quiera estar informada, es que no quiero que nadie me atemorice. La política del miedo siempre ha sido usada por los poderosos. El miedo paraliza. Es fácil someter a una población atemorizada e ignorante.
Estoy contigo en que hay que actuar y pronto. Y te diré que ya estamos actuando. ¿Cómo? La gente está cambiando su forma de pensar. Poco a poco. Pero cada vez más gente se está dando cuenta de que estamos conectados. Empezamos a comprender el poder de las ideas y que somos más responsables de lo que creíamos de las cosas buenas y malas, que nos ocurren en la vida.
Por eso, te invitaría a analizar un par de películas. La primera es "Planeta libre". A tus alumnos le encantará, pues es cómica y muy divertida. Pero, además, ofrece una perspectiva positiva de cómo podría ser el mundo. Y permite hacer una reflexión acerca de cómo es en la actualidad. (Dicen que estuvo censurada en Europa). La otra es "El cambio" con Wayne Dyer. Ésta no les resultará tan divertida, pero es digna de analizar de principio a fin. (Ambas están en youtube)
Con respecto al desconocimiento que tienen tus alumnos acerca de los totalitarismos se me ocurren pensar, que nosotros con nuestros tabúes y nuestra corrección política tenemos mucha culpa en ello. Un alumno mío me preguntó abiertamente si Franco había sido malo. Yo no he vivido la dictura franquista. Lo que sé, lo sé por los libros y por lo que la gente que lo vivió cuenta. Sin embargo, tuve miedo responder abiertamente. Respondí honestamente lo que pensaba. Y él comprendió, pero me costó elegir las palabras. ¿Cómo es posible que siga siendo tan difícil y tan doloroso hablar de algo tan importante en la historia de este país?
Se me ocurre pensar también, que ellos, que han vivido, apenas sin conocer las normas y los límites, se den cuenta de lo perjudicial que es, que te dejen hacer siempre "lo que te dé la gana". Y confunden la necesidad de conocer tus propias limitaciones, en relación con tus capacidades, -que es algo que requiere el conocimiento de uno mismo, es decir, trabajo- con la necesidad de tener a un lider, jefe, tirano (llámalo como quieras) para hacer las cosas correctamente. Ambas sabemos que no necesitamos a un agente externo que nos diga qué es lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, los niños y los adolescentes necesitan unas pautas, necesitan criterios para establecer esa diferencia, y eso es, precisamente, lo que no les hemos dado.
Tendremos que tener cuidado porque es posible retroceder al tiempo de guerras y campos de concentración. Pero, también, podemos vivir en un mundo racional, que comprenda lo absurdo y lo dañino que son los sistemas totalitarios.
Te dejo con una cita. Tampoco recuerdo el autor.
"Mide tus pensamientos se convierten en palabras.
Mide tus palabras se convierten en acciones.
Mide tus acciones se convierten en hábitos.
Mide tus hábitos se convierten en carácter.
Mide tu carácter pues éste se convierte en tu destino."
Gracias Janet,
ResponderEliminarPor tus palabras y reflexiones que me han emocionado.
No quisiera haber parecido en mi artículo pesimista, al contrario mi pretensión ha sido una llamada de atención, y expresar preocupación porque me da la sensación, a veces, de que los jóvenes están dormidos.
Y siempre que la gente se duerme hay "malvados" que manejan y manipulan.
Creo firmemente en que un mundo racional es posible y odio el miedo y el control, pero también creo que hay que estar atentos y me da la impresión de que nuestros jóvenes están un poco en el limbo, y tal vez tengamos algo que ver los adultos.
Un abrazo muy fuerte y a ver si quedamos un día.
Enhorabuena Carmen, nunca cambies.
ResponderEliminarJM