jueves, 1 de octubre de 2009

*La alegría de estar al margen

Por una vez, me encanta eso de ser tratada de forma diferente a mis colegas de profesión. Me refiero a la nueva ley anunciada por Esperanza Aguirre que pretende dar rango de autoridad pública al profesor. Los que trabajamos en concertada deberemos procurar ganarnos la autoridad de otra forma ya que no pertenecemos a la función pública.

Dice Hannah Arendt* que “se usa la fuerza cuando la autoridad fracasa”. La auténtica autoridad no puede nacer ni de la coacción ni de la persuasión porque los que obedecen deberían conservar su libertad. Sin embargo, todos estamos de acuerdo en que los estudiantes deben obedecer. En ensamblar con armonía obediencia y libertad está el arte de la educación.

Los que llevamos años compartiendo espacio y experiencias con alumnos, sabemos que la autoridad sana está unida al respeto, aprecio y valoración de la persona y su trabajo. Su significado genuino aparece en frases usuales de nuestra lengua como por ejemplo “Fulanito es una autoridad en la materia”, es decir, alguien competente, que sabe. Y desde su saber adquiere la capacidad de influir en los otros.

Yo quiero vivir en un mundo donde la autoridad sea fruto de la justicia y la sabiduría y no del miedo al castigo. Desearía colaborar en la construcción de relaciones cordiales donde los menores respeten a los adultos por lo que son, y los mayores se conviertan en modelos ejemplares dignos de admiración y respeto y no temidos, al estar respaldados por una ley quizá útil para reprimir conductas violentas e inadmisibles pero ¿nos ayudará en nuestro trabajo diario?

Me quedo con algo que aprendí de un compañero de la pública una tarde serena de otoño: “La autoridad en los centros educativos es la cercanía afectiva”.

*Hannah Arendt, "Entre el pasado y el futuro".

11 comentarios:

  1. Sencilla la prosa, clara la idea, contundente el mensaje.

    Y añado que la palabra "educadora" tiene su origen en el verbo latino "ducere" que significa guiar. La educadora debe ser la guía que indique al pupilo el camino del conocimiento. Y se pone en camino junto a él.

    Cuando la educadora, con un bagaje en su mochila, quiere además explicar lo que conoce, sin dejar de seguir buscando, se convierte en profesora (del latín profesare).

    Pero estoy seguro de que nunca aspira la educadora a convertirse en "domitor", domadora, con fusta y puya en sus manos. Lejos quedó el trasnochado aforismo "la letra con sangre entra". Con sangre y fuerza sólo entran ganas de escapar de la jaula.

    Reflexión a vuelapluma a propósito de un interesantísimo artículo. Pienso en lo que dijo Confucio: "el conocimiento real es el conocimiento de la extensión de nuestra ignorancia". Y caigo en lo ignorante que soy. Espero que a mi lado pueda haber una guía que me indique el camino del conocimiento.

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  2. Yo estoy de acuerdo en lo de que la autoridad se gana con el respeto y no por el castigo el problema esque el respeto se gana cuando se es como dice en el texto "una autoridad en la materia" osea un "experto" alguien que sabe de lo que habla, esa persona es la que se gana el respeto de los demas con solo hablar y de esas personas yo encuentro pocas en la sociedad

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  3. silvia moreno 4 eso a13 de enero de 2010, 21:01

    Me gusta tu idea, y la comparto.

    Ya que el castigo no lleva absolutamente a nada, a los alumnos no se les gana castigando, si no enseñando y educando.

    Además cierto es, que la autoridad está en la materia, si nos habla un experto, que sabe lo que nos esta explicando, va a tener mucho más valor que una persona que esta continuamente castigando y regañando. Y así poco a poco, se ganará a sus alumnos.

    Por qué los profesores no perdéis nada, los que perdemos somos los alumnos.

    Como Sócrates que el modo de enseñar era por medio del diálogo, y la sabiduría oculta en cada persona.

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  4. Tu comentario es correcto, aunque en la línea de los otros comentarios ya hechos en este artículo.

    Sin embargo, sí hay dos cosas que quiero resaltar y responer sobre tuyo:

    a) Los profesores sí tenemos mucho que perder si no ejercemos bien nuestra profesión. Por ejemplo, el respeto sincero de nuestros alumnos, el seguir creciendo profesionalmente y como personas, el sentir que nuestra dedicación y esfuerzo tienen sentido al ir viendo que nuestros jóvenes alumnos se van convirtiendo en buenas persona, y útiles y solidarias con los otros y con la sociedad. El cariño que a lo largo del tiempo nos muestran. Y tantas cosas más...

    2ª. Sócrates, con su técnica dialéctica (la mayéutica) sonsacaba a los otros una verdad que desconocían saber. Pero lo que en realidad hacía era enseñar que a través de un correcto pensar era posible alcanzar el conocimiento.
    Sócrates es un gran ejemplo del profesor que, en lugar de abrumar a sus alumnos con un gran caudal de información, les enseña a aprender por sí mismos. Sabe que necesitan comer, pero en lugar de ponerles un plato de merluza en la mesa, les enseña a pescar.

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  5. Silvia Moreno 4º de eso a14 de enero de 2010, 19:37

    Está claro que los profesores también tenéis mucho que perder, pero hay profesores que no piensan así, simplemente lo único que les importa es cobrar su sueldo a fin de més.

    Una profesora o profesor, que enseña, disfruta, y encima aprende con su trabajo, es lo mejor que puede pasarnos, ya que aparte de aprender conocimientos, aprendemos a ser felices en nuestro trabajo, y a llevarlo con felicidad y no como rutina, porque... ¿quién no desearía ir a su trabajo alegre y feliz y no como una simple obligación? Pués al final lo único que consigues es estar amargado.

    Respecto al tema de Sócrates, creo que no hay mejor manera que enseñar temas relacionados con la vida, y enseñar a ser personas sinceras, humildes, trabajadoras y sentirse orgullosas cada día de su esfuerzo.
    Los conocimientos sirven pero, ¿realmente te crees que yo me acuerdo de lo que di segundo? Por no me acuerdo de nada, pero si me acuerdo de como he crecido como persona y como alumna.

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  6. Es así, Silvia. El saber no es sinónimo de recordar. Está claro que la Silvia de 2º de Eso, aunque no recuerde mucho de lo que memorizó en ese tiempo, si aprendió cosas, y hoy, en 4º de Eso es una chica mucho más madura y con más conocimientos. Y creo que lo mejor aún está por llegar...

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  7. María del Moral Lázaro 4 A eso8 de mayo de 2010, 17:53

    Ola Carmen:

    Lo 1º estoy de acuerdo con Silvia en una parte, en lo de que muchos profesores solo dan su clase para cobrar su sueldo y punto. Yo no soy profesora ni nada, pero creo que si quieres no estar amargado pues deberías intentar disfrutar lo máximo de tu trabajo y hablar con los alumnos para que confíen en el profesor pero también para ganarse su respeto y confianza.

    Lo 2º en muchas ocasiones los alumnos si se merecen un castigo y a veces les sirve para que lo que hayan hecho no lo vuelvan a hacer.
    Pero si es un profesor majo, comprensivo y que sus clases son amenas y divertidas seguramente te acuerdes de más cosas que en otras clases en las que el profesor solo se dedica a dar su clase y punto.

    Mi conclusión es que para que una clase sea más amena lo más importante es que el profesor y los alumnos tengan confianza y respeto.

    Espero que te guste mi comentario.
    Hasta el lunes Carmen.

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  8. Hola María,
    Me gusta tu participación en el blog, pues te hace mejorar en muchos aspectos, y además porque tus reflexiones aportan nuevos puntos de vista que nos enriquecen a todos.
    Hacer las clase amenas y provechosas es asunto de todos, profesores y alumnos. Si el profesor pone todo de su parte y los alumnos no responden no sirve de nada. Sin embargo si los alumnos están activos, participan y muestran ganas de aprender entonces el profesor mejora animado por sus alumnos. Cuando pasa esto en clase algo pasa por dentro de mi, me siento más creativa, con más ilusión. Por eso os pido que seais activos en clase y que pongais vuestro granito de arena para que las clases diarias sean un espacio para crecer todos juntos y no un lugar para morirnos todos del aburrimiento. ¿Cuento contigo María?

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  9. María del Moral Lázaro 4 A eso12 de mayo de 2010, 19:47

    Hola Carmen:
    Tienes razón, todos tienen que participar para que una clase sea divertida y tanto el profesor como los alumnos se sientan a gusto. Te comprendo cuando dices que si los alumnos están activos el profesor se anima, ojala fueran todas las clases así.

    Carmen cuentas conmigo para lo que quieras, pero tengo un grave defecto y es la vergüenza que la voy superando poco a poco, pero intentaré hablar más, te lo prometo. Gracias por decírselo a Silvia es una chica muy simpática y se ha portado muy bien conmigo.

    Un beso hasta el próximo día.

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  10. Hola María:

    Que sientas un poco de verguenza o timidez a la hora de participar en clase o en alguna actividad grupal es algo normal que ya irás superando.

    Lo que trato de decirte es que NO es ningún defecto, y menos un defecto grave. Es sólo una cierta inseguridad que a muchos les ocurre a tu edad. Así que no te preocupes. Tú intenta participar y verás que cada vez te irás sintiendo más segura.

    Estoy muy contenta con tu actitud de irte superando, y veo que cada vez haces mejor las cosas. También me agrada mucho que comprendas la posición del profesor o profesora y su necesidad de que los alumnos participéis activamente en clase.
    De este modo, ganamos todos y la formación se hace más amena y, sobre todo, más eficiente.

    Es verdad que Silvia es una gran chica, y tú también lo eres, María.

    Un beso y nos vemos mañana.

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  11. María del Moral Lázaro 4 A eso14 de mayo de 2010, 18:08

    Hola Carmen:

    Creo que ya lo estoy superando, pero me falta mucho trecho por recorrer.
    Intentaré participar y comentar en clase y superaré la vergüenza.

    Me alegro mucho que te gusten mis comentarios y procuraré superarme cada día más.

    Hasta el lunes, un beso.

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