viernes, 11 de septiembre de 2009

*Desde el cuarto trastero del sentir

A veces la vida se salta las normas de la razón y decide quedarse con el lado emocional del alma que rompe con ese equilibrio tan sensato. En ese momento, el mundo desaparece y nace nuestro mundo, construido beso a beso en un acto infinito de reconciliación con la vida.

Desde el sentir no te asustan los monstruos de la infancia ni te atrapan los fantasmas del pasado. La luz que te inunda es tan poderosa que se hace insoportable para estos agujeros negros cosidos a tu espalda, y huyen despavoridos. Llega un momento que la carga se diluye y te elevas. Ya no sientes el peso de la vida como lo sentía Sísifo en su absurdo y cansino deambular monte arriba y monte abajo preguntándose todo el tiempo: ¿y tanto trajín para nada?

Desde el amor sólo se puede vivir a manos llenas sin perder un sólo minuto en memeces como mirar el teléfono móvil, porque además los ojos sólo ven la mirada del otro y en su trayectoria se unen las bocas en un acto de comunicación donde sobran las palabras. Las pieles se deslizan como peces de colores en un continuo sin equívocos ni malentendidos, sólo caricias sonrientes que te invitan a vivir a pecho descubierto, sin miedo a nada.

Y en este estado, ¿qué queda, sino pedir que no se quiebre? Porque todos sabemos lo que tiene eso del sentir, que es efímero y frágil, y cuando decide mustiarse lo que nos queda es la memoria. Recuerdos que suavicen los requiebros, y ensoñaciones que alumbren nuevos y anhelados encuentros.

3 comentarios:

  1. Qué bonita eres, hacia tiempo que no te visitaba desde este mi nuevo cuarto trastero de la felicidad.

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  2. Tamara García Copado 1º Bachillerato CC.SS.3 de enero de 2011, 17:26

    Buenas, Carmen:

    Un bonito recuerdo apacigua el resto de los males. Pero como bien dices es frágil y corto, no te da tiempo saborear ese sensación que te llena tanto, que te templa por dentro.

    ¡Qué razón tienes al decir que esos monstruos, por darlos de algún modo forma, quedan de lado, es desagradable sentir tanto miedo, y con la mínima sonrisa o un único roce todo es maravilloso!

    Hablas sobre Sísifo y su tragedia a ser condenado por los dioses a subir y bajar continuamente un monte empujando una gran roca. Tengo que añadir que Albert Camus comenta que en lo alto de la montaña Sísifo se liberaba al imaginar un bonito paisaje a sus pies, pese a no poder divisarlo debido a su ceguera, causa que se añade al castigo. Creo que un buen recuerdo, esos sentimientos bellos que un buen día sentimos en nuestras propias carnes, nos alivian durante un largo tiempo, pues tal y como “ve” o siente Sísifo eso borroso paisaje, sentimos nosotros un borroso recuerdo enternecedor en un mal momento. Creo que Sísifo no creía que su vida fuera un peso irremediable, sino que las circunstancias le privaban de disfrutar de algo tan bonito como es tu propia existencia.

    <<…porque además los ojos sólo ven la mirada del otro…>>. Y sí, el amor es ciego, todo es bonito, todo es perfecto, un defecto físico te puede resultar hasta atractivo, y dices: ¿Cómo es posible? Es que el corazón tiene razones que la razón desconoce.

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  3. Me alegra que compartamos momentos parecidos que se quedaron grabados en nuestra memoria. Los ojos del corazón nos ayudan a pasar de nuestro egoísmo y ver al otro en su plenitud, en lo que es posible que no sea, pero que tal vez puede llegar a ser si le empujamos. Es la fuerza que nos mueve al encuentro del otro.

    Buen comentario, Tamara.

    Deberías cuidar alguna coma que te falta, o alguna palabra mal escrita. No son errores graves, pero sé que puedes alcanzar casi lo perfecto. Basta con que repases el escrito antes de publicarlo.

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