
Han fijado esta fecha como primer ladrillo en la construcción de una nueva democracia. Creen que se pueden hacer las cosas bien, tienen esperanza y están dispuestos a manifestarse para gritar al mundo que no están conformes con el ejemplo dado por muchos adultos, y reniegan de aquellos que se han vendido al dinero.
Nos convocan a todos los ciudadanos, sobre todo, a aquellos que aún sentimos hervir la sangre en nuestras venas y creemos en la parte buena de todas las personas sencillas y libres.
Nos animan a salir a la calle para luchar codo con codo por una democracia real. Si sentís curiosidad, son muchos los videos que hallaréis en Youtube, en los que nos explican las razones de su llamamiento y se expresan con asertividad sobre lo que les indigna y les mueve a la acción.
Sus razones son hechos; sus armas: la palabra; su fuerza: la verdad; su objetivo: recordarnos a todos que sin nuestro voto, los mercaderes de la democracia no son nada.
Su convocatoria es pacífica, pero firme, serena, pero segura. Hablan de un cambio real, no de un cambio de partido. Denuncian los abusos de nuestros gobernantes de los últimos años, serviles esclavos del capital y del poder económico.
Nos recuerdan todas las medidas tomadas en contra de los ciudadanos y a favor de los privilegiados y están decididos a decir ¡Basta ya!
Dos lemas lanzados a la red, el lugar de reunión de los ciudadanos postmodernos, es decir, nosotros. El primero es contundente: ¡No les votes!; el segundo, proactivo: ¡Toma la calle! Ambas proclamas pretenden mover al pueblo hacia la protesta y la toma de posición.
Ojalá la respuesta sea grande y pacífica, ello querrá decir que hemos madurado como ciudadanos y que estamos más cerca de la tan deseada “mayoría de edad kantiana”.