En el informe de Mayo, el CSI (Centro de investigaciones sociológicas) nos informa de que el 22,1% de la población entrevistada considera que “la clase política” es el tercer problema de la sociedad española en orden de importancia. Y curiosamente son las gentes de más edad (de 35 a 44 y de 55 a 64 años: 24,9% y 25,5%, respectivamente) o los profesionales con trabajo (32, 8%) los que en mayor medida lo apuntan.
Si tuviésemos que realizar un perfil del colectivo que considera a la política y sus profesionales como problema los retrataría así:
-Son hombres (57,8%) en bastante mayor medida que mujeres (42,2%).
-Tienen una media de edad de 46,13 años. Con un mayor peso de los grupos de edad media, especialmente entre los 25 y los 34 años.
-Casi la mitad (49,1%) del colectivo tiene en la actualidad trabajo, frente a un 19,5% que está en paro.
-Tienen títulos educativos más elevados que los que no identifican el problema: entre los primeros, la suma de Diplomados, Arquitectos o Ingenieros, Licenciados y Estudios de Posgrado alcanza 24,2% del total; entre los segundos, sólo 17,2%.
-Su situación económica es superior a la media: 33,8% de los que identifican el problema declaran que su situación económica es buena ‐la media se sitúa en 28,6% para el conjunto de la muestra.
Entre los que apuntan el problema son más numerosos los que tienen intención de votar al PP (26%) que al PSOE (17%), pero en conjunto domina una actitud de rechazo a ambos partidos y sus respectivos líderes. La mayoría piensa que los partidos políticos carecen de personas preparadas y que se preocupen por los intereses de la gente. Supera el 50% los que declaran no confiar nada en los líderes (Rodríguez Zapatero y Rajoy).
Mi pregunta es: ¿A quién votaremos el 20-N? Y mi respuesta en forma de pregunta es: ¿Y si apostásemos por una mujer como presidenta del gobierno de España por primera vez en nuestra democracia?